domingo, 9 de octubre de 2016

Una espada de Damocles sobre el CBC: sin cogobierno, los concursos son sólo un dedazo. Exijamos estabilidad laboral y ciudadanía plena para todos/as los/as docentes

Estamos en un momento clave de la historia del CBC (y de la UBA misma). La aprobación de un reglamento de concursos sin la más mínima participación de la docencia de más de treinta años en el CBC, es una descarada muestra de desconocimiento de parte del Rectorado sobre la esencia de la UBA que gobiernan monolíticamente.
El miércoles 28 de septiembre el Consejo Superior aprobó un reglamento de concursos abiertos, que no da un mayor peso a los antecedentes docentes en el CBC que a los de las facultades de la UBA, que no contempla a quienes son ayudantes de segunda y, sobre todo, que establece procedimientos controlados discrecionalmente por el director del CBC (designado a dedo por el rector). Esta aprobación fue repudiada por casi un centenar de docentes dentro y fuera del CS y generó una saludable preocupación y efervescencia en las sedes esta semana.
¿Con qué legitimidad, en busca de qué objetivo exponen gravemente los puestos de trabajo de 3000 docentes? En la sesión de CS se llenaron la boca hablando de institucionalidad y estabilidad laboral, mientras que objetivamente hacen todo lo contrario, en una muestra de cinismo intolerable. La única explicación racional de tal conducta es que el CBC es para ellos un “coto de caza”, un botín de negocios a disputarse entre ellos.
Esta dura conclusión, por cierto, no es algo a lo que lleguemos de repente y sólo por las implicancias de este reglamento que acaban de aprobar. Más bien este reglamento es la gota que rebalsa el vaso, tras innumerables actos en los que han demostrado una y otra vez sus intenciones: la eliminación de los talleres de Semiología, arbitrariedad manifiesta en la mayoría de los pocos concursos de profesores realizados, ahogo de las cátedras históricas a favor de nombramientos discrecionales docentes en cátedras amigas de los sectores con poder en el CS, debilitamiento de la presencialidad a favor de una virtualización sin ningún análisis del impacto pedagógico académico de estos formatos para ingresantes universitarios, modificación compulsiva de los contenidos mínimos de las materias, trabas estructurales para investigar en conexión con la tarea docente, etc. Ataques contra la docencia y los estudiantes que pudimos amortiguar con la lucha y organización gremial y de base.
En definitiva, no es que estemos sorprendidos, es que todo tiene un límite. Partimos de una situación en la cual "llueve sobre mojado". Un interinato de más de treinta años y una absoluta falta de institucionalidad mínimamente democrática es una situación que no puede continuar. Ahora claro, este “remedio” es peor que la enfermedad.
Sin embargo este escenario terrible debe ser sopesado. A pesar de lo anterior, es de destacar que el CBC de conjunto contiene mayores grados de pluralismo y perspectivas críticas que varias de las facultades y carreras de la UBA. En estos treinta y un años han pasado por el CBC más de un millón de estudiantes, gran parte de los cuales reconocen un amplio aporte de parte del mismo, básicamente por los docentes y cátedras históricas por las que han pasado. Esta paradoja les resulta problemática a quienes buscan una Universidad cerradamente disciplinaria y tecnocrática (que son los mismos que tienen las riendas de la UBA, que son a su vez parte de las fuerzas políticas que aceptan la reducción del gasto público aunque intenten que esta reducción no recaiga en los sectores que les responden).

La aplicación del Convenio Colectivo de trabajo avanza a lo largo y a lo ancho del país, excepto en la UBA por ahora
A nivel nacional se aprobó y homologó un Convenio Colectivo de Trabajo (CCT), que ya empezó a implementarse universidad por universidad, en primer lugar en la estabilidad de los cargos que eran interinos. El CCT también establece otras reglas elementales, como la plena ciudadanía de cada docente (nos referimos a la posibilidad de elegir nuestras propias autoridades o debatir contenidos de las asignaturas por canales formales, entre otros derechos que se nos niegan por la falta de ‘institucionalización del CBC’), la carrera docente y la explicitación de que no puede haber trabajo ad honorem. Pero es cierto que su art. 2 deprecia el convenio. El mismo permite una excepción a la UBA, lo cual le posibilitó al Rectorado el año pasado firmar un acuerdo nefasto con ADUBA, donde se reniega de aquellos avances que empieza a gozar el resto de la docencia universitaria de nuestro país. Nos referimos puntualmente a que este acuerdo particular elimina prácticamente las conquistas de mayor relevancia para los y las docentes.
Por otra parte, el CCT Nacional indica, en su artículo 73, que cada institución “a través de la Comisión Negociadora de Nivel Particular, dispondrá los mecanismos para la incorporación a carrera docente de los docentes que revistan como interinos (…)”. Es decir, no habla de “regularización automática”, sino de la obligatoriedad de conformar una mesa para decidir sobre la regularización de los interinos donde la docencia sí tenga voz, a través de sus representaciones gremiales, derecho que el Consejo Superior nos niega al aprobar este reglamento.
En diferentes Universidades Nacionales (como los casos de Luján o La Rioja), tras la negociación entre sindicatos y rectorados en las Comisiones Negociadoras del Nivel Particular (CNNP), comienzan a establecerse normas claras de regularización de los/as docentes (tanto por medio de “pase directo a planta” o por sistemas concursales pero cuasi-cerrados que jerarquizan genuinamente la estabilidad laboral). Estas CNNP avanzan en casi todo el país, pero en la UBA no pueden hacerlo, no solo por el accionar de su rectorado, sino también gracias al accionar del propio sindicato ADUBA.

¿Podemos cambiar las cosas en la UBA?
Esta mera pregunta es posible por el tipo de relaciones de poder institucionalizadas en nuestra Universidad. Pero nada es para siempre. No estamos condenados a protestar y hacer algún tipo de resistencia pasiva, sino que realmente podemos inclinar la balanza, si perseveramos en el camino de lucha y organización que nos vamos dando. De nuestra parte pensamos que en lo inmediato la lucha debe centrarse en dos reivindicaciones básicas: estabilidad laboral y ciudadanía.

¿Qué política darnos para ello?
En nuestra opinión es clave plantear:
1- Que debe haber una regularización inmediata de nuestros cargos, en reconocimiento de nuestro trabajo de décadas. Esta regularización en caso de no ser automática sólo puede ser implementada en concursos cerrados o de renovación controlados en su procedimiento por órganos de gobierno democráticos, con plena participación docente (¡En el CBC estamos en una situación previa a la Reforma Universitaria de 1918! sin ningún tipo de cogobierno). Es una discusión tan vieja que da vergüenza tener que darla: es un hecho comprobado la correlación entre calidad académica y democracia universitaria.
Esto tampoco es un planteo al aire, “utópico”. Sin ir más lejos en estos últimos diez años hay aportes prácticos ya hechos al respecto:
- En las Facultades de Filosofía y Letras como de Ciencias Sociales se elaboraron y aplicaron sendos reglamentos de concursos que reconocieron suficientemente la antigüedad en el cargo (además de tener un procedimiento de elección de jurados mínimamente controlados) como para que nadie que cumpliera con lo básico de su trabajo pudiera perder el cargo.
Tenemos un importante antecedente:
- En 2009 el Director Ferronato pretendió llamar a concurso de JTPs con el reglamento de concursos de Psicología. Con mucha discusión, análisis y organización docente pudimos frenarlos y obligar a la conformación de una comisión paritaria particular entre las autoridades y las y los docentes, en la que se elaboró un reglamento de concursos superador, a pesar de lo cual (o por ello mismo) las autoridades mismas retiraron los concursos de JTPs en el 2011.
- También constituye un antecedente relevante la elaboración -y presentación en el CS- de dos proyectos de democratización institucional del CBC, que contemplan la conformación de órganos de cogobierno con diverso grado de participación docente.
2- La construcción del poder necesario para llevar adelante esa lucha, que deberá enfrentar la previsible oposición del corrupto bloque de poder que nos gobierna.
En estos años vemos como muy positivo una serie de luchas encaradas por los y las docentes, en las cuales se expresó claramente una preocupación y un trabajo sostenido en torno a la calidad de la educación, la crítica, el empoderamiento, etc., como en los casos de las luchas de los y las docentes de Matemática y de Semiología, la carta de Sociedad y Estado, la lucha de la cátedra Fucci, y en una escala mucho mayor en la lucha salarial de abril/mayo de este año.
En el curso de estas luchas hemos ido organizando reuniones amplias en las sedes, construyendo herramientas comunicacionales horizontales como los grupos de mails, de facebook, de whatsapp, poniendo el cuerpo en las calles como en las clases públicas, en los pasillos y las aulas, plazas o incluso en el tren. Consideramos que éste es el corazón de nuestra lucha democrática como docentes, por más y mejor educación pública de calidad.
Debemos aunar toda esta energía para conquistar la estabilidad laboral y la plena ciudadanía como docentes. La última Asamblea general docente de AGD-CBC, a la que asistieron cerca de cien compañeros/as, es un paso más en este sentido, que debe servir para facilitar la confluencia en una gran actividad el jueves 13 de octubre a las 14:00 Hs. en la Sede Central (Ramos Mejía 841) con la fuerza de toda la docencia.

Jueves 13 de octubre a las 14:00 Hs. nos encontramos en la Sede Central del CBC (Ramos Mejía 841) para manifestar: nuestro rechazo a este reglamento de concursos, nuestra exigencia de plena ciudadanía y estabilidad laboral a partir de la aplicación del Convenio Colectivo de Trabajo único, obligatorio y de carácter nacional


¡Así ya lo venimos haciendo en las sedes, así hagámoslo el 13!

Colectivo de Docentes del CBC + Docentes Independientes del CBC

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